1 1/2 kg de pollo
2 cebollas, cada una en 4 trozos
1 zanahoria en rodajas
1 tallo de apio, sin hebras y en rodajas
6 granos de pimienta negra
3 rebanadas de pan sin corteza
2 dientes de ajo picados
1 cucharada de aceite de nueces
sal y pimienta negra molida
nueces picadas y pimentón, para adornar.
Ponga el pollo en una cazuela grande, junto con las cebollas, la zanahoria, el apio y los granos de pimienta.
Cubra con agua y hierva.
Reduzca el fuego y deje una hora sin tapar o hasta que esté tierno.
Deje enfriar en el mismo caldo.
Escurra el pollo y reserve el caldo.
Desmigue el pan y póngalo en remojo en 6 cucharadas de caldo de pollo.
Coloque el ajo y las nueces en un recipiente, agregue un vaso de caldo más y triture hasta obtener una mezcla bastante
homogénea.
Vierta la mezcla en una cazuela.
Caliente a fuego bajo y vaya añadiendo más caldo de pollo a la salsa, sin dejar de remover, hasta que adquiera una consistencia
líquida pero con cuerpo.
Salpimiente, aparte del fuego y deje enfriar en la misma cazuela.
Quite la piel y los huesos al pollo y trocéelo.
Póngalo en un cuenco y agregue un poco de salsa.
Remueva para que el pollo quede cubierto y dispóngalo en una fuente.
Con un cucharón, vierta el resto de la salsa y riegue con aceite de nuez.
Espolvorre con las nueces y el pimentón y sirva.
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